«Prométeme, Hijo: Cuida de tu Hermano»
«Escucha bien, mi querido niño…» murmuró el padre, su voz apenas audible. Cada respiración era una batalla. La enfermedad era implacable, robándole su vitalidad día a día. Yacía en la habitación tenuemente iluminada, frágil y cansado. Para Ethan, parecía una mera sombra del hombre robusto que una vez conoció. Su padre siempre había sido un pilar de fuerza, lleno de vida y risas. Pero ahora… «Hijo, por favor, no abandones a Jaime… Necesita a alguien que lo cuide. Es diferente a los demás…»