«Cada Noche Espera en la Ventana: La Mujer en la Habitación 302»
Durante mi estancia en el hospital, compartí habitación con una mujer de unos sesenta años. Era elegante y serena, con solo las líneas de su rostro insinuando su edad. Amigos y conocidos la visitaban casi a diario, trayendo ramos vibrantes y dulces variados. A pesar de sus esfuerzos, sus ojos nunca parecían iluminarse de alegría.