Herencias, silencios y la casa de la discordia
Una noche, mi madre me confesó que había renunciado a la herencia de mis abuelos en favor de mi tía, dejándome sin el hogar donde crecí. Desde entonces, lucho con la rabia, la incomprensión y el miedo al futuro, mientras intento cuidar de mi propia familia en un piso de alquiler. Ahora me pregunto si es posible perdonar y reconstruir los lazos familiares rotos por secretos y decisiones difíciles.