Demasiado joven para rendirse: Cuando mi suegra se mudó a casa
Mi vida cambió el día que mi suegra, Carmen, llamó a la puerta con una maleta y los ojos llenos de lágrimas. Desde entonces, la convivencia ha sido una montaña rusa de emociones, reproches y secretos familiares. Ahora me pregunto si alguna vez podremos volver a ser una familia unida o si el dolor y la desconfianza nos separarán para siempre.