El precio de la austeridad: Cuando el hogar se convierte en cárcel
Desde el primer día que me casé con Mariana, su obsesión por ahorrar nos fue envolviendo como una sombra. Lo que empezó como una virtud pronto se volvió una prisión: la casa oscura, la comida racionada, la vida sin pequeños placeres. Hoy me pregunto si el miedo a la pobreza puede ser más destructivo que la pobreza misma.