El día que cerré la puerta: entre la culpa y la libertad
La mañana en que eché a mi marido y a mis suegros de casa, sentí que el mundo se detenía. Durante años, soporté el peso de una familia que nunca fue la mía, hasta que la presión me rompió por dentro. Ahora, mientras escucho el eco de mi decisión, me pregunto si la libertad siempre tiene este sabor amargo.