El silencio de los domingos: cuando la familia se rompe en la mesa
Mi nuera me pidió que no fuera más a comer los domingos a su casa. Para mí, ese día siempre fue sagrado, lleno de risas y el aroma del cocido. Ahora, me enfrento al vacío de una tradición rota y a la pregunta de si aún tengo un lugar en la vida de mi hijo.