Treinta y tres maletas y un testamento: El precio de la ausencia
Me llamo Carmen y, tras trece años trabajando en Alemania para darles un futuro mejor a mis hijos, regreso a mi pueblo en Castilla solo para descubrir que mi sacrificio ha sembrado discordia entre ellos. La herencia que tanto me costó reunir se ha convertido en el epicentro de una guerra fría familiar, donde el amor parece pesar menos que los metros cuadrados y los recuerdos compartidos. Ahora me pregunto si valió la pena perderme su infancia para verlos pelear por lo que yo soñé que los uniría.