Mi familia, los parásitos: El precio de la generosidad
Siempre creí que la familia era lo más importante, hasta que mi propia sangre abusó de mi bondad. Mi marido Guillermo y yo solo queríamos disfrutar de nuestro pequeño refugio en el jardín, pero la avaricia y el egoísmo de los nuestros nos empujaron al límite. Esta es la historia de cómo aprendí que poner límites puede doler, pero a veces es la única forma de sobrevivir.