La casa de los dos portales: secretos y heridas bajo el mismo techo
Desde el día en que enterramos a Gabriela, mi suegra, la casa familiar se llenó de silencios y miradas esquivas. Mi madre siempre me advirtió que vivir con la familia política era peligroso, pero yo creía que el amor y la paciencia bastarían. Ahora, un año después, me pregunto si alguna vez podré volver a sentirme en casa.