La casa de la discordia: Un año bajo el mismo techo
Hace menos de un año, mi marido y yo nos mudamos a casa de mi suegra en un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha. Lo que parecía una solución temporal y cómoda se convirtió en una pesadilla diaria, llena de tensiones, reproches y una soledad inesperada. Ahora, mirando atrás, me pregunto si alguna vez podré recuperar la paz que tenía en mi antiguo piso de Madrid.