El testamento de la abuela: una herencia entre heridas y esperanzas
Soy Carmen y hoy, sentada en la mesa de mi cocina, me enfrento a la decisión más difícil de mi vida: dejarle mi casa a mi nieta mayor, Lucía. Mi hijo, Antonio, nunca supo estar a la altura y su exmujer, Marta, dejó cicatrices profundas en nuestra familia. Entre reproches, silencios y recuerdos, busco justicia y redención para quienes sí han sabido amar.